miércoles, 23 de septiembre de 2009

Ultima misa del Padre Pio

Aquí podemos ver algunas escenas de la última misa del padre Pío en la cúal al final vemos como ya agotada y fatigado, cae siendo sostenido por algunas personas que le ayudan.

Gracias Padre por mostrarnos y enseñarnos el amor a nuestro Señor... intercede por todos los que estamos aquí en la tierra.

Oracion al Padre Pio


Bienaventurado Padre Pío, testigo de fe y de amor.
Admiramos tu vida como fraile Capuchino, como sacerdote y como testigo fiel de Cristo.
El dolor marcó tu vida y te llamamos "Un crucificado sin Cruz"
.
El amor te llevó a preocuparte por los enfermos, a atraer a los pecadores, a vivir profundamente el misterio de la Eucaristía y del perdón
.
Fuiste un poderoso intercesor ante Dios en tu vida, y sigues ahora en el cielo haciendo bien e intercediendo por nosotros
.
Queremos contar con tu ayuda. Ruega por nosotros
.
Lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
.

Padre Pío de Pietrelcina


Hoy 23 setiembre de 2009 nuestra amada iglesia católica esta celebrando la conmemoración de los 41 años de la muerte del santo Padre Pio de Pietrelcina, un hombre de Dios que a pesar de todos los problemas, humillaciones y maltratos sufridos NUNCA se quejó, ni nunca se le escuchó salir una ofensa de su boca.

Este místico hombre desde muy pequeño sintió la vocacion del sacerdocio, siendo así que su padre tuvo que ir a los Estados Unidos y buscar trabajo para poder pagar su ingreso al seminario.

A la edad de 15 años hace su ingreso a la orden franciscana, en el año 1904 hace su profesa como franciscano y el 10 agosto de 1910 se ordena como sacerdote.

Ocho años despues el 20 setiembre de 1918 recibe las heridas ( estigmas) de nuestro Señor Jesucristo, estas lo acompañaron por 50 años, hasta desaparecer completamente el día de su muerte; estas mismas despedian un olor a rosas especialmente cuando oficiaba misa y era la hora de la consagración.

Durante 10 años (1923-1933) tuvo la prohibición de oficiar misa, confesar y no tener comunicación con ninguno de sus hijos espirituales ni su guía espiritual.

Estos años le sirvieron para madurar espiritualmente y prepararse para los años mas fuerte que vendrían.

Lo mas reconocido de su vida y en lo cual tiene relación el Cura de Ars, era el largo tiempo que pasaba en el confesionario, tambien el Padre Pío luchó fisicamente y espiritualmente con el mismo demonio, ya que Dios le permitió esto para santificación.

El 23 setiembre de 1968 el Padre Pío un poco desgastado y agotado de tanto sufrimiento, oficio su ultima eucaristía y con las palabras de "Jesús y María" en sus labios abandonó este mundo para partir hacia la casa del Padre.

El 2 de mayo de 1999 su santidad el Papa Juan Pablo II realiza la beatificación de este gran hombre que años antes cuando el papa Juan Pablo II lo visitó estuvieron largas horas orando, sabiendo que algún día llegaría a ser Papa.

Posteriormente luego de la interseción en 2 milagros el 16 junio de 2002 el mismo papa lo Canoniza, siendo un santo mas para nuestra iglesia.

Con la frase "Reza, ten fe y no te preocupes" nos invita a mantener todo en oración ofreciendoselo al Señor y no preocuparnos por esto que pedimos.

El año pasado al celebrar sus 40 años de fallecido, se realizó la exumación de su cuerpo, siendo para muchos sorpresa ya que se encontraba totalmente incorrupto (termino que se le da al milagro que Dios brinda a los cuerpos de varios santos y santas) esto quiere decir que a pesar de tanto tiempo no presentaba ninguna descomposición.

"Ayudanos oh Padre Pío a mantenernos en los caminos del Señor y siempre estar anuentes a decirle si a Jesucristo."

ORACIÓN

Bienaventurado P. Pio, testigo de fe y de amor. Admiramos tu vida como fraile Capuchino, como sacerdote y como testigo fiel de Cristo. El dolor marcó tu vida y te llamamos "Un crucificado sin Cruz".

El amor te llevó a preocuparte por los enfermos, a atraer a los pecadores, a vivir profundamente el misterio de la Eucaristía y del perdón.

Fuiste un poderoso intercesor ante Dios en tu vida, y sigues ahora en el cielo haciendo bien e intercediendo por nosotros.

Queremos contar con tu ayuda. Ruega por nosotros.
Lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Escrito por Cristian Salazar.
Oración tomada de: http://www.devocionario.com/santos/padre_pio_1.html

martes, 22 de septiembre de 2009

El Orden Sacerdotal

El Orden Sacerdotal es un sacramento que, por la imposición de las manos del Obispo, y sus palabras, hace sacerdotes a los hombres bautizados, y les da poder para perdonar los pecados y convertir el pan y el vino en el Cuerpo y en la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo.

El sacramento del orden lo reciben aquellos que se sienten llamados por Dios a ser sacerdotes para dedicarse a la salvación eterna de sus hermanos los hombres. Esta ocupación es la más grande de la Tierra, pues los frutos de sus trabajos no acaban en este mundo, sino que son eternos.

La vocación al sacerdocio lleva consigo el celibato, recomendado por el Señor. La obligación del celibato no es por exigencia de la naturaleza del sacerdocio, sino por ley eclesiástica .

La Iglesia quiere que los candidatos al sacerdocio abracen libremente el celibato por amor de Dios y servicio de los hombres .

La Iglesia quiere a sus sacerdotes célibes para que puedan dedicarse completamente al bien de las almas, sin las limitaciones, en tiempo y preocupaciones, que supone sacar adelante una familia.

El sacerdote debe estar libre para dedicarse, cien por cien, al cuidado de las almas.

Aunque es verdad que en algún caso una esposa podría ayudarle, también es verdad que en otros muchos, una esposa podría absorberle su tiempo por estar enferma física o psíquicamente, o por exigir de él mayor atención, etc.

Y por supuesto, los hijos exigirían de él, no sólo tiempo, sino destinos en los que la educación de ellos fuera más fácil, o evitar atender a enfermos contagiosos, etc.

Es decir, el sacerdote sin familia está más libre para el apostolado; y la Iglesia, en dos mil años de experiencia, así lo ha advertido, y por eso exige el celibato a sus sacerdotes.

Pero, sobre todo, el celibato sacerdotal tiene un fundamento teológico: Cristo fue célibe, y el sacerdote es "alter Christus", es decir, otro Cristo .

El amor de Jesucristo es universal, igual para todos; sin los exclusivismos propios del amor matrimonial. Así debe ser el amor del sacerdote.

La vocación no consiste en recibir una llamada telefónica de Dios. Si un muchacho tiene buena salud (no es necesario ser un superman ), es capaz de hacer estudios (no es necesario ser un genio), puede vivir habitualmente en gracia, con la ayuda de Dios (no hace falta ser ya un santo), tiene buena intención (no se trata de buscar el modo de ganarse la vida ) es decir, busca su propia perfección y la salvación de las almas, debe preguntarse si Dios le llama al sacerdocio.

No se trata de preguntar me gustaría ser sacerdote? sino, me querrá Dios sacerdote? . En caso de duda preguntar a persona imparcial y formada.

Hay que pedirle a Dios que haya muchas vocaciones sacerdotales y religiosas, pues hacen falta muchos párrocos, muchos misioneros, predicadores, confesores, maestros, etc., y también muchas Hermanitas de los Pobres, de la Caridad, en los hospitales, en los asilos, religiosas en las escuelas, colegios etc.; y otras en los conventos de clausura que alaben a Dios y pidan por los pecadores.

Por eso es un gran apostolado ayudar económicamente a la formación de futuros apóstoles, y a los conventos de clausura.

Todos debemos pedir a Dios que sean muchos los jóvenes que sigan la voz de Dios, pues hacen falta muchos y buenos sacerdotes y religiosos.

Los padres tienen obligación grave de dejar en libertad a sus hijos que quieran consagrarse a Dios . Pero también sería pecado -y gravísimo- el inducir a sus hijos, por motivos humanos, a abrazar, sin vocación, el estado eclesiástico.

Los padres deben cuidar de no presionar a sus hijos en la elección de una profesión y estado de vida . (P. Jorge Loring, Para Salvarte)


Nota tomada de: http://www.aciprensa.com/sacerdocio/sacerdocio.htm

Orden Sacerdotal: Términos Importantes

1.- Virginidad

Es un concepto que tiene originalmente una acepción biológica, y que indica la integridad física de una mujer. La hija de Jefté lloró por los montes su virginidad porque consideraba una deshonra morir sin haber tenido hijos (ver Jue 11, 29-40).

La virginidad tiene también una acepción religiosa, y significa en tal caso la renuncia voluntaria al matrimonio por amor al Reino de los cielos. Estamos aquí ante un hecho enraizado en una motivación religiosa. En esta segunda acepción se aplica más frecuentemente a mujeres, aunque no falta en la misma Sagrada Escritura algún caso en que el término se aplica a varones que, por motivos religiosos, renunciaron al matrimonio (ver Ap 14, 4).

Los Padres de la Iglesia escribieron tratados sobre la virginidad y elogios sobre las santas vírgenes. La liturgia católica contiene, tanto en el Misal, como en la Liturgia de las Horas, formularios para la celebración de las memorias o fiestas de las santas Vírgenes. El Pontifical Romano contiene un solemne rito, normalmente presidido por el Obispo, para consagrar vírgenes al Señor.

El Concilio de Trento declaró que la virginidad consagrada constituye en sí un estado de vida superior al matrimonio, (Sesión 24, 11 nov. 1563, canon 10), lo que no significa que por el hecho de la consagración en virginidad quien la ha realizado sea ya santo o santa, o más santo que un casado que vive con perfección en el estado matrimonial. San Ignacio de Loyola señala como signo de "sentir con la Iglesia" la actitud de quienes alaban y aprecian la virginidad, aún cuando no hayan sido llamados por Dios a servirlo en ese estado (ver Ejercicios Espirituales, 4ª regla para sentir con la Iglesia).


2.- Celibato

También esta palabra tiene al menos dos acepciones: una que se refiere al simple hecho de no haber contraído matrimonio, y, una segunda que mira a la motivación religiosa que puede tener ese hecho.

En algunas lenguas la palabra "celibatario" es equivalente, en el lenguaje común, a "soltero", pero tal uso del término no es equivalente a "casto". En el uso religioso católico, la palabra "celibato" tiene una connotación religiosa y se refiere especialmente al varón que, con vistas a recibir el ministerio sacerdotal en la Iglesia latina, promete solemnemente mantenerse sin contraer matrimonio y llevar consiguientemente una vida de castidad celibataria. Así como el término "virgen" se aplica preferentemente a la mujer, así el de "celibato" se aplica preferentemente a los varones.

Puede consagrarse en celibato un varón después de su viudez, o después de haber llevado una vida desarreglada; en cambio no puede recibir la consagración de vírgenes la mujer que ha sido casada o que ha perdido voluntariamente su virginidad, pero puede prometer para el porvenir la castidad propia de los celibatarios.


3.- Castidad

La castidad es una forma de la virtud de la templanza, la que consiste en el señorío sobre las pasiones y los apetitos de la sensibilidad humana, de modo que no obstaculicen la meta de la existencia humana y cristiana que es "vivir para Dios", sin permitir que nada creado se sobreponga a El, se constituya en finalidad independiente de El o, en una palabra, impida amarlo con todo el corazón, con toda el alma y con toda las fuerzas (ver Dt 6,5; Mt 22, 37) .

La templanza se refiere al recto uso de los bienes terrenales y es necesaria al hombre para que dichos bienes conserven su calidad de medios al servicio de la finalidad última del ser humano, sin erigirse nunca en objetivos autónomos. Frente a diversos bienes temporales, la naturaleza del hombre, herida por el pecado, reacciona con violenta apetencia: apetencias de dinero, de poder, de gloria o vanagloria, de placer sexual (ver 1 Jn 2,16).

La templanza y la castidad ayudan al hombre a mantenerse en la verdad de su ser y de su finalidad, sin que las apetencias desordenadas adquieran dimensiones de ídolos y disputen a Dios el lugar y el amor a que sólo El tiene derecho. En concreto la castidad permite al hombre mantener el señorío sobre su sensualidad, respetando la finalidad del sexo y haciendo que se ejercite sin menoscabar el amor a Dios y sin aprisionar la libertad que compete a los hijos de Dios.

La virtud de la castidad es pluriforme y tiene matices propios de los diversos estados del hombre cristiano. Es diferente lo que exige la castidad a quien se ha consagrado en virginidad o celibato, a quien está unido en legítimo matrimonio, o a quien, sin estar aún unido en matrimonio, tiene el propósito o deseo de contraerlo más adelante. En todas las formas de castidad hay algo común: el señorío sobre el apetito sexual, como expresión de la búsqueda de Dios por sobre todo otro bien, y la búsqueda de cualquier bien sólo en la perspectiva de la búsqueda de Dios y de su amor. De modo que la castidad no es una actitud negativa, sino que, si impone renuncias y vencimientos, los exige con miras a un bien supremamente positivo: el amor a Dios. Se es casto para amar a Dios. Así se entiende la bienaventuranza que proclama dichosos a los puros o limpios de corazón, porque verán a Dios (Mt 5,8): quien es puro, en el más amplio sentido de la palabra, está en condiciones de "ver" a Dios, de amarlo, de decirle con verdad que nada hay tan importante como El, en ninguna situación o hipótesis.


Nota Tomada de: http://www.aciprensa.com/sacerdocio/terminos.htm

martes, 8 de septiembre de 2009

Fiesta de la Natividad de la Virgen María



La celebración de la fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María, es conocida en Oriente desde el siglo VI. Fue fijada el 8 de septiembre, día con el que se abre el año litúrgico bizantino, el cual se cierra con la Dormición, en agosto. En Occidente fue introducida hacia el siglo VII y era celebrada con una procesión-letanía, que terminaba en la Basílica de Santa María la Mayor.

El Evangelio no nos da datos del nacimiento de María, pero hay varias tradiciones. Algunas, considerando a María descendiente de David, señalan su nacimiento en Belén. Otra corriente griega y armenia, señala Nazareth como cuna de María.

Sin embargo, ya en el siglo V existía en Jerusalén el santuario mariano situado junto a los restos de la piscina Probática, o sea, de las ovejas. Debajo de la hermosa iglesia románica, levantada por los cruzados, que aún existe -la Basílica de Santa Ana- se hallan los restos de una basílica bizantina y unas criptas excavadas en la roca que parecen haber formado parte de una vivienda que se ha considerado como la casa natal de la Virgen.

Esta tradición, fundada en apócrifos muy antiguos como el llamado Protoevangelio de Santiago (siglo II), se vincula con la convicción expresada por muchos autores acerca de que Joaquín, el padre de María, fuera propietario de rebaños de ovejas. Estos animales eran lavados en dicha piscina antes de ser ofrecidos en el templo.

La fiesta tiene la alegría de un anuncio premesiánico. Es famosa la homilía que pronunció San Juan Damasceno (675-749) un 8 de septiembre en la Basílica de Santa Ana, de la cual extraemos algunos párrafos:

"¡Ea, pueblos todos, hombres de cualquier raza y lugar, de cualquier época y condición, celebremos con alegría la fiesta natalicia del gozo de todo el Universo. Tenemos razones muy válidas para honrar el nacimiento de la Madre de Dios, por medio de la cual todo el género humano ha sido restaurado y la tristeza de la primera madre, Eva, se ha transformado en gozo. Ésta escuchó la sentencia divina: parirás con dolor. A María, por el contrario, se le dijo: Alégrate, llena de gracia!

¡Oh feliz pareja, Joaquín y Ana, a ustedes está obligada toda la creación! Por medio de ustedes, en efecto, la creación ofreció al Creador el mejor de todos los dones, o sea, aquella augusta Madre, la única que fue digna del Creador. ¡Oh felices entrañas de Joaquín, de las que provino una descendencia absolutamente sin mancha! ¡Oh seno glorioso de Ana, en el que poco a poco fue creciendo y desarrollándose una niña completamente pura, y, después que estuvo formada, fue dada a luz! Hoy emprende su ruta la que es puerta divina de la virginidad. De Ella y por medio de Ella, Dios, que está por encima de todo cuanto existe, se hace presente en el mundo corporalmente. Sirviéndose de Ella, Dios descendió sin experimentar ninguna mutación, o mejor dicho, por su benévola condescendencia apareció en la Tierra y convivió con los hombres".

Si pensamos por cuántas cosas podemos hoy alegrarnos, cuántas cosas podemos festejar y por cuántas cosas podemos alabar a Dios; todos los signos, por muchos y hermosos que sean, nos parecerán tan sólo un pálido reflejo de las maravillas que el Espíritu de Dios hizo en la Virgen María, y las que hace en nosotros, las que puede seguir haciendo... si lo dejamos.

* Más información sobre esta fiesta en
http://www.aciprensa.com/Maria/natividad.htm