lunes, 24 de agosto de 2009

El Papa Benedicto fue Nazi??

Aqui un poco de información sobre el cuestionamiento mas fuerte que se le realiza al Papa Benedicto XVI:

"Robarle la fama a una persona lo más fácil es calumniarla. A Benedicto XVI le han buscado desprestigiar desde el día que lo eligieron Pontífice. Las falacias sobre su persona se han ido multiplicando conforme sus firmes palabras se han dejado sentir a favor de la vida, la familia, la correcta sexualidad, el matrimonio, la responsabilidad, la paternidad y la maternidad responsable, etc".

Hay muchos a quienes no les agrada que el Papa recuerde la verdad del hombre al hombre de hoy y por eso recurren a la mentira para descalificarle. Y es que el difamar a un ser humano, robarle la fama, denigrarlo, es fácil, muy, muy fácil. Bastan comentarios ligeros, simplificaciones baratas, palabras preñadas de sutil dolo, juicios gratuitos e infundamentados; aunque todos los hombres tienen una capacidad crítica no todos la ponen en práctica y se dejan llevar fácilmente por las opiniones comunes. Decir, por ejemplo, que Benedicto XVI fue nazi en su juventud pero que lo ha venido ocultando, es un juicio que merece un repaso por la vida de Joseph Ratzinger y amerita repetir la clase de historia contemporánea elemental.

Últimamente se viene escuchando este comentario a raíz de la defensa a la vida que el Papa viene realizando en sus discursos, homilías y otros documentos en temas puntuales como eutanasia y aborto.

¿Es verdad que Joseph Ratzinger fue nazi?

El Papa nunca ha negado que le obligaron a participar en las juventudes hitlerianas ni que hizo acto de presencia en las milicias del tercer Reich. También ha dejado claro que nuca estuvo en el frente de batalla. En el libro autobiográfico “Mi vida” él mismo narra el contexto histórico padecido, la manera como se vio obligado a formar parte de esos grupos y luego su enrolamiento en el ejército, en qué consistió su participación y cómo salió de él.

El contexto histórico

Quien conoce de historia sabe cómo llegó Hitler al poder y lo que sucedió luego. De lo vivido entonces por el pequeño Joseph, Ratzinger contará:

“Los nazistas hablaron rápidamente de “toma del poder”, y de esto efectivamente se trató. El poder vino, de hecho, ejercitado desde el primer momento […] vinieron introducidas las “juventudes hitlerianas” y la “liga de las mujeres alemanas”, vinculadas a la escuela, así que también mi hermano y mi hermana debieron tomar parte en sus manifestaciones. Mi padre –que era policia rural– sufría mucho por el hecho de tener que estar al servicio de un poder estatal a cuyos vértices consideraba criminales aunque, gracias a Dios, su trabajo en aquel lugar y en aquel tiempo casi no era tocado. En los cuatro años que transcurrimos aquí –se refiere a Aschau– de aquello que puedo recordar, el nuevo régimen se mueve sólo para espiar y tener bajo control a los sacerdotes que tenía una conducta “hostil al Reich”; valga decir que mi padre nunca tomó parte en esto personalmente; al contrario, puso en guardia y ayudó a aquellos sacerdotes de los cuales sabía que corrían peligro”.

Conforme fue pasando el tiempo el gobierno enroló a los jóvenes alemanes en las filas activas para desempeñar servicios laborales que consistían en ayudas específicas de carácter práctico para el mantenimiento de los cuarteles o las bases de información militares, por ejemplo.

“Mi hermano tenía 17 años, yo 14. Quizá yo estaría fuera pero era claro que mi hermano no podría fugarse. De hecho, en el verano de 1942 vino enrolado en el así llamado “servicio laboral” […] fue asignado al departamento de las comunicaciones, como radiotelegrafista. Después de pasar por Francia, Holanda y Checoslovaquia, en 1944 fue enviado al frente italiano, donde fue herido y, afortunadamente, transferido a Traunstein al hospital militar dispuesto en el seminario que para él había sido el lugar de tantas experiencias religiosas. Pero apenas restablecido fue enviado nuevamente al frente italiano […] No obstante la gravosa oscuridad del cuadro histórico, delante de mí estaba todavía un bello año académico en casa y en la escuela de Traunstein…”

Mientras tanto, los azotes de la guerra se dejaban sentir más y más:

“[…] en los periódicos estaban elencados los caídos; casi todos los días venía celebrada una misa por algún joven soldado caído en la guerra. Los nombres eran cada vez más los de aquellas personas conocidas por nosotros. Cada vez más se trataba de estudiantes de nuestra escuela, jóvenes llenos de vida y de fe, que nosotros habíamos conocido personalmente, que hasta hacia poco tiempo habíamos visto cercanos a nosotros”.

Obligado a formar parte

Pese a la aparente fortaleza del ejército alemán, los primeros fracasos se empezaron a suceder; fracasos que conllevaban la pérdida de hombres y la necesidad de más para hinchar las filas de los frentes de batalla o, por lo menos, para aumentar el ánimo de los que ya estaban en ellas.

“Vista la creciente falta de personal militar, en 1943 los hombres del régimen inventaron algo nuevo. Dado que los estudiantes de los internados debían vivir de todos modos en comunidad, lejos de casa, consideraron que no había ningún obstáculo para cambiar la sede de los colegios, colocándolas en las apretadas bases antiaéreas. Además, desde el momento que no estudiaban todo el día, parecía del todo normal que utilizaran su tiempo libre para los servicios de defensa de los ataques aéreos enemigos. De hecho, yo no estaba internado desde hacia tiempo, pero desde el punto de vista jurídico formaba todavía parte del seminario de Traunstein. Fue así que el pequeño grupo de seminarista de mi generación (generación 1926 y 1927) fue llamado a los servicios de contra-aviones a Munich. A los diecisiete años tuvimos que aceptar un tipo muy particular de internado. Habitamos las barracas como soldados regulares que éramos, obviamente una pequeña minoría, nos vinieron impuestos los mismos uniformes y, en sustancia, debíamos desarrollar el mismo servicio con la única diferencia que a nosotros estaba concedido también frecuentar un mínimo de clases…”

Su participación

Así lo narra él mismo: “[…] el periodo transcurrido causó situaciones embarazosas, sobre todo para los individuos tan poco inclinados a la vida militar como yo. Aquí yo estuve asignado a los servicios telefónicos y el suboficial al que estábamos subordinados defendió con firmeza la autonomía de nuestro grupo. Estábamos dispensados de todos los ejercicios militares y ninguno osaba inmiscuirse en nuestro pequeño mundo […] más allá de mis horas de servicio, podía hacer todo aquello que quería y dedicarme sin graves obstáculos a mis intereses. Además de todo, sorprendentemente, estaban ahí un conspicuo grupo de convencidos católicos que llegaron a organizar clases de religión y a obtener el permiso de frecuentar ocasionalmente la iglesia”.

En 1944, llegado al límite de edad para el servicio militar, fue llamado a éste. El 20 de septiembre fue trasladado a los confines entre Austria, Hungría y Checoslovaquia: “Aquellas semanas de servicio laboral se han quedado en mi memoria como un recuerdo oprimente […] una noche fuimos levantados de la cama y reunidos, todavía medio dormidos. Un oficial de la SS nos llamó uno por uno fuera de la fila y trató de inducirnos al enrolamiento “voluntario” en el cuerpo de la SS explotando nuestro cansancio y la posición de cada uno delante de todo el grupo reunido. Muchos fueron enrolados de este modo en ese cuerpo criminal. Junto a algunos otros yo tuve la fortuna de poder decir que tenía la intención de hacerme sacerdote católico. Venimos cubiertos de burlas y de insultos y devueltos dentro, pero esta humillación nos había agradado mucho desde el momento que nos liberamos de la amenaza de ese enrolamiento falsamente “voluntario” y de todas las consecuencias”.

“Era común que aquellos que prestaban servicio laboral, con el acercarse del frente, vinieran enrolados en el ejército; y era esto lo que nosotros esperábamos. Pero para agradable sorpresa, las cosas fueron diversamente […] el 20 de noviembre nos fueron dadas las maletas con nuestros vestidos civiles y vinimos despedidos en un tren que nos regresó a casa, con un viaje continuamente interrumpido por las alarmas aéreas. Viena, que en septiembre no había sido tocada por los eventos de la guerra, mostraba ahora las heridas de los bombardeos. Todavía más impresionante se me hizo la vista de la amada Salzburgo donde no sólo la estación estaba reducida a un cúmulo de escombros sino también el símbolo de la ciudad –el grandioso domo del renacimiento– había sido duramente golpeado; si bien recuerdo, la cúpula había sido derrumbada […]”. Pero al fin llegó a casa el joven Joseph: “Era un encantador día de otoño… raramente he sentido tan fuertemente la belleza de mi tierra como en este retorno a casa de un mundo desfigurado por la ideología”.

Cómo salió

Al regreso se encontró nuevamente con la llamada a las armas aunque le fueron concedidas tres semanas para el descanso. Tuvo que ir. La Navidad la pasó en las barracas. Meses más tarde sería exonerado del servicio por enfermedad pero tuvo que continuar enrolado en el ejército aunque nunca fue en el frente de batalla. La muerte de Hitler reforzó la esperanza de que el final de la guerra estuviese cerca… “Al final de abril o en los primeros de mayo, no recuerdo con precisión, decidí regresar a casa. Sabía que la ciudad estaba circundada de soldados que tenía la orden de fusilar sobre el puesto a los desertores. Por esto, para salir de la ciudad tomé un camino secundario con la esperanza de pasar desapercibido. Pero a la salida de una galería estaban dos soldados centinelas y por un momento la situación se hizo extremamente crítica. Por fortuna, eran de aquellos que no podían más con la guerra y no querían transformarse en asesinos”.

Finalmente llegaron los estadounidenses. A Joseph, como a tantos otros, le tocó convertirse en prisionero de guerra. La casa de los Ratzinger se convirtió en cuartel militar estadounidense. Joseph tuvo que marchar caminando a pie durante tres días hasta otro cuartel para prisioneros. Por junio los empezaron a dejar marchar; a él le tocó el día 19. Ya libre, se las tuvo que arreglar para llegar a su casa. Contará después, anecdóticamente, con referencia a ese día: “En mi vida nunca he comido alimento más felizmente como aquel que mi mamá preparó aquella vez con los productos de nuestro huerto. Pero para que nuestra alegría fuese plena faltaba todavía algo. Desde el inicio de abril no habíamos tenido noticia de mi hermano […] Por eso fue muy grande nuestra alegría cuando, en un día caliente de julio, se sintieron improvisamente los pasos y aquel por el cual por tanto tiempo no se había sabido nada; estaba ahora en medio de nosotros, bronceado por el sol de Italia…”

“Durante la fiesta de Navidad llegamos a tener un encuentro entre nuestros compañeros de clase, los sobrevivientes agradecieron por el regalo de la vida y por la esperanza que renació, incluso en medio de todas las destrucciones”.

Simplificar no siempre lleva a correctas comprensiones. No parece justo reducir la figura de un hombre de semejante estatura humana y espiritual a la mentira de quienes por intereses subjetivos quieren desprestigiarle. Lo bueno de todo esto, es que podemos cambiar nuestra opinión, reforzarla y ayudar a otros a compartirla.

Porque el nombre de Papa

Un error muy difundido en internet acerca de por qué al Sumo Pontífice se le dice "Papa" es el que se basa en las iniciales de 4 palabras latinas: P etrí - A postoli - P otestatem - A ccipiens, y se traducen así: "El que recibe la Potestad del Apóstol Pedro". El segundo error en la interpretación del significado es el que se atribuye a la unión de las dos primeras sílabas de estas palabras latinas: PA ter y PA stor,que se traducen como "padre y pastor".

El orígen de la palabra PAPA es muy distinto. El término “Papa” procede del griego “Pappas” o “Papas” y significa “papá” o “padre”. Se encuentra testimoniado en Aristófanes (Pax 120), Menandro (Mis 213). P. Levillain observa que en Homero significa “sacerdote”. Como quiera que sea, el término se hizo común en oriente como signo de afecto y respeto para con obispos y sacerdotes.

En Occidente hace su aparición a inicios del S. III, progresivamente se fue aplicando a los obispos [Cipriano, Ep 8,8.23,30; 31,36]. Aplicado al obispo de Roma como signo de afecto y respeto se encuentra por vez primera en una inscripción del diácono Severo a san Calixto: "Jussu Papae sui Marcellini" (por orden del Papa Marcelino). Se hizo específico para finales del S. IV y en el V al título se precisa la expresión “Papa Urbis Romae" (Papa de la ciudad de Roma).

En el S. VI la cancillería de Constantinopla se dirigió al obispo de Roma con el título “Papa”. Para finales del S. VIII el título se emplea solamente para los romanos pontífices. Con Gregorio V (996-999) el Concilio de Pavía estipuló que el arzobispo Arnulfo de Milán no se designara así. Gregorio XI (1073-1085) prescribió de modo formal que el título se aplicara definitivamente a los sucesores de Pedro.

La expresión “Santísimo Padre” se remonta al S. XII y corresponde al significado histórico de “papa”, es decir, “reverendo padre” y con él se relaciona su definición de “pater patrum”, de uso común por parte de los obispos de la Iliria y del África que así se dirigían a los sucesores de Pedro en los primeros siglos VI-VII.

Nominalmente el Papa es el Obispo de la Diócesis de Roma. Según la tradición católica, desde que San Pedro se estableció para predicar el Evangelio en la ciudad y nombró su sucesor a uno de los Presbíteros de Roma, se ha establecido la ciudad como la sede de la Iglesia Universal.

En el principio a los sucesores de San Pedro se los llamaba simplemente Obispo de Roma. El título de "Papa", como hemos visto, comezó a ser usado muchos siglos después.

El título papa, que alguna vez fue utilizado con gran amplitud, actualmente se emplea exclusivamente para denotar al Obispo de Roma quien, en virtud en su posición como sucesor de san Pedro, es el supremo pastor de toda la Iglesia, el vicario de Cristo sobre la tierra. Además del obispado de la diócesis romana, el Papa detenta varias otras dignidades junto con la de pastor universal y supremo. Él es el arzobispo de la provincia romana, primado de Italia e islas adyacentes, y único patriarca de la Iglesia Occidental. La doctrina de la Iglesia acerca del Papa fue declarada por el Concilio Vaticano I en la Constitución Dogmática “Pastor Aeternus”, el 18 de julio de 1870. Los cuatro capítulos de esa constitución tratan respectivamente del oficio de cabeza suprema conferido a san Pedro, la perpetuidad de ese oficio en la persona del romano pontífice, la jurisdicción papal sobre todos los fieles y su autoridad suprema para definir cuestiones de fe y moral. (Enciclopedia Católica)

Cada Papa para gobernar la Iglesia puede escoger libremente un nombre: el de uno de sus antecesores, el de un santo de su devoción o una versión latinizada de su propio nombre.

Joseph Ratzinger ha elegido el nombre de Benedicto XVI para gobernar la Iglesia católica romana. Benedicto XV (Giacomo della Chiesa), su antecesor en el número romano, fue papa de 1914 a 1922.

Juan Pablo II (Karol Wojtyla), eligió el nombre de su antecesor, Juan Pablo I, elegido en 1978 y primer Papa de la Historia de la Iglesia que optó por un nombre doble, el de sus predecesores Juan XXIII y Pablo VI.

En el caso de Juan XXIII (Giuseppe Roncali) que fue Papa de 1959 a 1963, se inclinó por los motivos personales y familiares y optó por el nombre de su padre para gobernar la Iglesia al que añadió el número ordinal (XXIII), continuación del que le correspondió al Papa francés Juan XXII (1316-1334).

Tradicionalmente los papas mantenían su nombre de bautismo, pero en el año 996 Bruno de Carintia (996-999) renunció a su nombre al ser elegido papa y utilizó el de Gregorio V. Desde entonces, todos los papas han cambiado de nombre al inicio de su pontificado.

De forma excepcional, antes del siglo X algunos pontífices modificaron el nombre del bautismo por diversas razones. Es el caso de Mercurio que accedió a la sede Apostólica como Juan II (533-535), ya que no deseaba llevar el nombre de un dios pagano.

Desde San Pedro, ningún pontífice se atrevió a elegir ese nombre por respeto al apóstol. Juan XIV (983-984) se llamaba Pedro Canepanova y Sergio IV (1009-1012), Pedro Bocca di Porco y los dos cambiaron el nombre al ocupar la silla petrina.

El primer nombre elegido varias veces fue el de Sixto, posteriormente, los nombres más usados por los papas desde Pedro han sido: Juan (23), Gregorio (16), Benedicto (15), Clemente (14), León (13), Inocencio (12), Pío (12), Esteban (9), Urbano (8), Alejandro (7), Adriano (6), Paulo (6), Sixto (5), Martín (5), Nicolás (5), Celestino (5), Anastasio (4) y Honorio (4).

sábado, 22 de agosto de 2009

Aqui esta el cordero

Este es un canto de la agrupación Son by Four los cuales por gracia del Señor tomaron la mejor opción de su vida... entregárselas a Jesús.

Aqui les dejo este video muy bueno por cierto.... BENDICIONES!

jueves, 20 de agosto de 2009

Jesucristo presencia real en la Eucaristia

Aqui les dejo un SUPER video de un ex-pastor evangélico el cual ahora defiende a nuestra amada iglesia catolica.

En este video veran como biblicamente esta comprobado la presencia REAL de Jesucristo en la Eucaristia.

Que lo disfruten....

miércoles, 19 de agosto de 2009

Testimonio de Conversión

Hermanos acá les dejo este video-testimonio de conversión al Catolicismo de un Ex-Pastor Protestante Pentecostal.



Bendiciones,

No tengamos miedo al Demonio

Estas fueron las palabras dadas por el Padre Exorcista español Jose Antonio Fortea, el dia de ayer en una actividad realizada en la Parroquia de La Aurora de Heredia en su visita a nuestro país.

En esta actividad el sacerdote oficio la misa y luego de esta realizo una pequeña conferencia sobre el exorcismo y posesiones demoniacas en el siglo XXI.

El templo estuvo abarrotado de fieles catolicos que se presentaron a escuchar sobre este tema tan confuso y tan silenciado en estos tiempos.

martes, 18 de agosto de 2009

Asunción de Nuestra Señora


Solemnidad

Solemnidad de la Asunción de la bienaventurada Virgen María, Madre de nuestro Dios y Señor Jesucristo, que, acabado el curso de su vida en la tierra, fue elevada en cuerpo y alma a la gloria de los cielos. Esta verdad de fe, recibida de la tradición de la Iglesia, fue definida solemnemente por el papa Pío XII en 1950.


(ver Art. Completo en http://www.es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=552)



jueves, 13 de agosto de 2009

Nuestra Iglesia ( Una, Santa, Catolica y Apostolica )

Hermanos aqui esta un video que me encontre donde nos muestra (o demuestra) a las personas que solamente hay una religion que fue la fundada por Jesucristo y no mas....



Espero sus comentarios

lunes, 3 de agosto de 2009

Biografia San Juan María Vianney "El Santo Cura de Ars "

El 4 de agosto de 2009 nuestra iglesia celebra el 150 aniversario del nacimiento de Juan María Vianney conocido mejor como el "Santo Cura de Ars"

Aqui les comparto un poco de su biografía

Mensaje de Santa Catalina de Siena sobre la Eucaristía

Aqui les dejo un mensaje de Santa Catalina sobre el legado mas grande que nos dejo nuestro Señor.... las santa Eucaristía.